Después de casi un mes de haber vuelto, y con sólo el anticipo de alguna fotillo, ya estaba empezando a impacientarse el personal.
En este y sucesivos "posts" contaré, de forma breve, la experiencia de Miguel y mía durante este viajecillo que nos ha llevado por tierras del norte durante 2700km.
Primero hacer una breve presentación de las máquinas y la "infraestructura".
El Miguelito con su Fazer 600 burdeos, de puerro, si cabe con más pinta de puerrobike todavía. Con las alforjas tochas del Autoservicio, no me acuerdo de la marca, en rojo (no había nada más "cantoso"). Entre las alforjas es donde llevábamos la tienda, su saco y aislante y una mochila. Yo, con la Lola, la F800S, con las alforjas de Louis, y una bolsa superior, incluida en el pack, que permitían, en total, 89 litros de capacidad.
Decir que ambos inventos han funcionado muy bien. Miguel se hizo un apaño con restos del anclaje de la cúpula de su antigua GS, para que no llegara a tocar los escapes y yo, el día de la vuelta, tuve que parar nada más salir por haber puesto demasiado flojas las mías, llegando a tocar el escape (sin consecuencias, parece que el material resiste y el aluminio del escape no es tan calorífico como el acero)
Al tema. La primera etapa siguió casi punto por punto el marcaje que anticipé en su momento.
Habiamos quedado en Guadarrama a las 8, a ambos nos llovió algo antes de llegar, pero después fue aclarando y el viaje lo hicimos sin agua.
Salida de Madrid por Navacerrada-La Granja, tiramos hacia Cuellar, Peñafiel con su castillo vigilándonos desde arriba, llegamos a Carrión, donde hicimos una mini parada, por eso de ver el teatro, en el que Miguel ya ha estado (y el que diga lo contrario tendrá un año de almorranas sangrantes).
Todas estas carreteras, salvo la parte de Navacerrada-La Granja, pues un poco aburridas, con alguna zona de obras y demasiadas rectas.
Pero , ¡ay amigo! cuando empezamos a atisvar las primeras estribaciones de Picos.
Aquello empezó a ser divertido, divertido. Sonrisita de oreja a oreja según las montañas se iban haciendo más grandes, e imagino que lo mismo le ocurría al Abuelo.
Mención especial el tramo hasta llegar a Riaño, bordeando el embalse y desde allí hasta coronar El Pontón. Buen asfalto, carretera ancha y curvas de media velocidad y alguna rapidilla, fluyendo sobre el asfalto.
¡¡Joder!! ¡¡Y qué bajada!! Puerto estrechito, estrechito, curvas más bien lentas, la mayoría, sin nada de visibilidad, y con la pared de roca que si estirabas la mano, la tocabas. ¡¡Precioso!!
Justo al final de la bajada y antes del desfiladero de los Beyos, paramos en una tasca que había al lado de un puente.
Aquí topamos con el camarero más lento del mundo, con diferencia, y con menos retentiva también. En el tiempo que estuvimos, yo vi que se le iban tres grupos de clientes por su tardanza e incompetencia.
Desde ahí otro trocito de carreteritas entre rocas y ya se empieza a abrir el paisaje.
Según nos acercamos a Cangas, vamos viendo los estragos del descenso del Sella, arcenes y campos llenos de desperdicios de todo tipo daban una imagen lamentable a todo aquello.
De ahí poco más que reseñar, pillamos unos km de autovía hasta Villaviciosa, buscamos el camping, nos establecimos, nos bañamos (ver fotos en el bloq de Miguel)y nos cenamos un ¡¡grandioso!! bocata de chorizo, con una gran jarra de cerveza(esto provocó la posterior "respiración fuerte" de Miguelito durante la noche).
En total a mi me salieron 615km, llegando al camping a eso de las 17:00h.
Unas 8 horas de viaje, calculo que con aproximadamente hora y media entre todas las paradas.
P.d.: iré publicando los demás días del viaje.
Más fotos en "El Oscuro agujero del Abuelo", y en "Mi rinconcito".
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